domingo, 13 de mayo de 2012

FUNCIONES DE LA SEXUALIDAD


LA SEXUALIDAD ES PLACENTERA
Las relaciones sexuales son una de las diversas formas en que los seres humanos experimentamos el placer, así como realizar un deporte, comer algo sabroso, admirar un paisaje, bailar, conversar con alguien, jugar, estudiar, explorar la naturaleza, entre otros. Ninguna manera de obtener placer es más importante que otra y todas son vitales para desarrollarnos como personas.
Tener relaciones sexuales no se limita a tener una relación coital, es decir, una relación en la que únicamente haya penetración, por el contrario hay muchas formas de disfrutar una relación sexual no penetrativa; los besos, las caricias, los abrazos, la exploración de los cuerpos son algunas de las manifestaciones que pueden enriquecerlas.
Cada persona es responsable y dueña de su propio placer, pero no puede obligar a otra a realizar algo que no quiere.



LA SEXUALIDAD COMO FUNCIÓN REPRODUCTIVA
A través del contacto genital es posible que hombres y mujeres se reproduzcan. Por eso, cuando una pareja heterosexual tiene una relación sexual coital, la pareja debe ser consciente de la posibilidad de un embarazo y en consecuencia, puede decidir si desea o no tener hijos/as en ese momento de su vida o si desea planificar y usar métodos anticonceptivos que les permitan regular su fecundidad.
En efecto, todas las parejas tienen la opción de decidir si quieren ser padres o madres y en qué momento. Tanto hombres como mujeres, de todas las edades, tienen derecho a usar métodos de planificación familiar, con el fin de decidir sobre su paternidad o maternidad.



LA SEXUALIDAD COMO COMUNICACIÓN
Gracias a la función comunicativa de la sexualidad, es posible que como personas expresemos nuestros sentimientos, deseos, valores y lo que pensamos de nosotros/as mismos/as. En lo que tiene que ver con la genitalidad, la comunicación es muy importante, puesto que a través de ella podemos expresar lo que estamos sintiendo y lo que siente la otra(s) persona(s).
Cuando se tiene una adecuada comunicación, respetamos la decisión de la otra persona y por lo tanto se establecen relaciones libres de opresión, coerción y violencia.







SEXUALIDAD EN LA TERCERA EDAD


Abundan cantidad de mitos en referencia a la edad madura y el sexo. 
Desde los problemas de impotencia o post-menopausia hasta quien afirma que, directamente, a partir de los 60 no se tiene apetito sexual. Sólo las enfermedades psíquicas y orgánicas pueden afectar el deseo sexual.


Ciertos problemas como la artritis u otras dolencias musculares pueden suponer un auténtico problema a la hora de mantener relaciones sexuales. La diabetes o los problemas circulatorios pueden conducir a la impotencia, y con la edad, la mayoría de las mujeres sufren de sequedad vaginal.
Por lo tanto, una vez más, gozar de buena salud es la clave para disfrutar al máximo de la sexualidad.

Pero a cualquier edad podemos seguir teniendo el mismo deseo, y si tenemos algún problema que nos lo impida, es necesario que nos pongamos en manos de un profesional. 
Por ejemplo, la Viagra, el famoso fármaco, combate la impotencia de más de 10 millones de hombres sólo en Estados Unidos. A raíz de su descubrimiento, ha habido una gran tendencia investigativa en todo lo relacionado a la ciencia aplicada al sexo.


Los especialistas coinciden en que el órgano más importante en la sexualidad, es el cerebro. Cualquier temor o inseguridad se puede convertir en el mayor impedimento a la hora del coito. El principal miedo de los hombres suele ser su erección, mientras que el de la mujer suele vincularse más a su presencia física; no sentirse erótica y sensual. Es cierto que la edad va vinculada a ciertos cambios inexorables, pero precisamente por eso hay que asumirlos con naturalidad.
Además, a edades muy avanzadas, es muy frecuente la pérdida del deseo para el sexo porque no tenemos pareja estable. Casi la mitad de las mujeres mayores de 65 años son ya viudas.
Pero todavía proliferan las ideas anticuadas sobre la masturbación, que todavía son más en el caso de la masturbación femenina. Incluso los propios jóvenes no tienen asumida la vida sexual de sus padres o abuelos, es un tema tabú, o directamente dan por hecho que los ancianos no tienen sexo porque ya aborrecen el cuerpo de su pareja, y la simple idea de que estén equivocados les parece denigrante y despectivo. Es un problema educacional que todavía queda muy lejos que superemos, pero entre todos debemos cambiar.

El sexo es fabuloso a cualquier edad y una buena vida sexual proporciona autoestima y placer.
Admitamos sin miedo nuestras necesidades y por supuesto, si tenemos algún problema que nos impida tener una sexualidad normal, debemos hacer lo posible por solucionarlo sin miedo, empezando por acudir a un especialista.




viernes, 11 de mayo de 2012

EL ALCOHOL Y EL SEXO


El alcohol se ha considerado por muchas personas como un poderoso estimulante y/o excitante sexual...

El alcohol se ha considerado por muchas personas como un poderoso estimulante y/o excitante sexual, pero en los trabajos de investigación llevados a cabo se ha constatado que, tanto en hombres como en mujeres, produce efectos negativos sobre las señales fisiológicas de excitación sexual.

En el hombre, en concreto, dosis incluso inferiores a las que se establecen como limite legal para determinar si la persona esta o no embriagada (0.08 %) producen efectos de supresión de la erección. Así mismo el alcohol debilita la eficacia masturbatoria y disminuye el goce y la intensidad del orgasmo masculino.

En las mujeres, incluso ingerido con moderación, dificulta la respuesta orgásmica.
El alcohol es un potente depresor del sistema nervioso, de forma que sus efectos son claramente apreciables tras la ingestión aunque solo sea de dos o tres copas. Sin embargo las personas suelen ver al alcohol como una substancia que incrementa su funcionamiento sexual. En la encuesta de Athanasiou Shaver y Tavris (1970) se encontró que el 45 % de los hombres y el 68 % de las mujeres consideraban que el alcohol incrementaba su disfrutar del sexo. Este hecho de que la mayor parte de las personas considera que el alcohol es estimulante, o al menos así lo perciban, y que aumenta su capacidad para la respuesta sexual, puede deberse a su efecto desinhibidor.

En consecuencia el alcohol puede alterar los comportamientos convencionales y hacer a la persona más relajada al permitirle perder el control sobre algunas de sus emociones y desinhibir conductas que ha aprendido a controlar en situaciones sociales.

De esta forma puede facilitar la aparición del impulso sexual, pero dado que también inhibe partes del SNA (Sistema Nervioso Autónomo), implicadas en la respuesta de erección, dificulta el que esta pueda llevarse a cabo y en consecuencia dificulta la penetración y el coito.